El desaliento en la exploración literaria de los niños puede surgir cuando los adultos imponen lecturas inapropiadas para su edad y experiencia. Este enfoque puede resultar contraproducente, como fue el caso de Rodrigo Luna, quien a los 11 años se encontró con el libro ‚Así habló Zaratustra‘ de Friedrich Nietzsche en lugar de la tira cómica Condorito, lo que casi lo desanimó de la lectura. Es fundamental que los adultos acompañen a los niños en su desarrollo lector, pero sin imponer sus propios gustos y preferencias.
Especialistas advierten que forzar a los niños a leer textos que consideran enriquecedores puede alejarlos de la lectura. Jessika Hinojosa, directora de Carreras Humanistas de la UDEM, subraya que la lectura debe ser placentera y no obligatoria. Es esencial que los padres permitan a los niños elegir sus propias lecturas para fomentar su interés y autonomía en esta área. Confianza en la evolución de los pequeños es fundamental para cultivar hábitos de lectura saludables.
La presión por leer clásicos literarios como Don Quijote de La Mancha o Shakespeare puede resultar abrumadora para niños y adolescentes. Dalina Flores de Biblionautas señala que es preferible abordar lecturas más cercanas a sus intereses y comprensión lectora. Respetar la elección de los niños si muestran interés en textos complejos, pero con supervisión adecuada, es clave para fomentar un amor duradero por la lectura. La literatura contemporánea ofrece opciones accesibles que pueden ser igualmente enriquecedoras y emocionantes para los jóvenes lectores.